fredag 13 april 2012

Caso Joaquín Pérez: Periodista italiana escribe carta pública a la embajadora sueca exigiendo que el estado sueco asuma su responsabilidad

Periodista italiana escribe carta pública a la embajadora sueca exigiendo que el estado sueco asuma su responsabilidad

Las operaciones ilegales de la Policía Política Secreta, DAS-G3, que operó y opera en el
continente europeo para "neutralizar" la oposición política colombiana en el viejo
continente, armando montajes y guerra psicológica en contra los refugiados políticos.
Joaquín Pérez Becerra es una de las primeras víctimas, dice la periodista italiana Annalisa
Melandri 
en su carta a la embajadora sueca en Roma, acusando al estado y
gobierno sueco por no asumir su responsabilidad por un compatriota que se
encuentran en las mazmorras colombianas.





Estimada Embajadora S.ra Ruth Jacoby,
Embajada de Suecia en Italia
Roma, 10 de abril de 2012
Ref: Detención y juicio al ciudadano sueco Joaquín Pérez Becerra

Desde casi un año,  Joaquín Pérez Becerra, periodista de origen colombiano y ciudadano sueco desde el 2000, director de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), se encuentra detenido en Colombia, acusado injustamente de terrorismo y de ser vinculado con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC).

Su detención en el aeropuerto de Caracas, sobre  la  base de una “ficha roja” de la Interpol creada ad hoc detrás de un pedido del gobierno colombiano mientras estaba sobrevolando el Atlántico, y la siguiente deportación  a Colombia, apenas 55 horas más tarde, han ocurrido en total desprestigio de cualquier convención internacional sobre la defensa de los refugiados políticos y en violación de la misma Constitución venezolana. En el detalle no se ha respetado la convención ONU de Ginebra de 1951  (y su protocolo de 1976) sobre el estatuto de los Refugiados en la que además de describir  la figura del “refugiado” (“quien, como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1.º de enero de 1951 y debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él” Art. 1) declara que “ningún Estado Contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o de sus opiniones políticas.(Art. 33).


Joaquín Pérez Becerra, como seguramente las autoridades de Su país saben, se había visto en la necesidad de pedir asilo político a Suecia en 1993 para no ir a incrementar el número de los más de  4000 asesinados por los paramilitares y miembros del ejército en el ámbito de lo que fue el  “genocidio político” del partido Unión Patriótica en donde   él militaba. Dejó el país  después del secuestro y homicidio de su esposa.
Suecia siempre se ha distinguido entre los países europeos en las décadas pasadas por la hospitalidad y la defensa de los derechos políticos y civiles de todos los ciudadanos que buscaban refugio de las dictaduras y los regímenes violentos que imperaban en aquellos años en América latina. La situación de  Colombia lamentablemente hoy no es muy diferente de entonces, siendo  hoy como entonces,  a todos los efectos una “democracia” (sic).
No voy  a enumerar todas las violaciones de los derechos humanos ocurridas  en Colombia que no dejan esperar nada bueno para la democracia en ese lejano país. El hallazgo de la  fosa común más grande de América latina, el escándalo de los  falsos positivos, los hornos de los paramilitares de las  AUC,   son historias recientes a la crónica de los más grandes medios internacionales.
Joaquín Pérez Becerra hoy está arriesgando su vida día tras día una vez más, en la cárcel La Picota de Bogotá entre narcotraficantes y paramilitares sin ninguna medida de protección.
La Procura de la República de Colombia en plena continuidad con la política del ex presidente Álvaro Uribe quien había declarado a la prensa que había que “acabarlos” a los colombianos criminales que “viven por allá en Suecia”, ahora está preparando un juicio farsa contra Becerra.
El juicio empecerá  formalmente el 16 de abril próximo pero está basado sobre pruebas (los documentos Word encontrados en el portátil de Reyes) consideradas ilegalmente obtenidas   por una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de Colombia y sobre todo consideradas falsas por un investigador de la policía antiterrorismo colombiana (DNJIN) Ronald Hayden Coiy Ortiz,  quien ha declarado a un tribunal  que la cadena de seguridad de las computadoras de Reyes desde su hallazgo hasta la entrega a la Interpol, había sido interrumpida por un razonable periodo de tiempo, hecho que puede dejar presumir que su contenido haya sido manipulado.
¿Se está cumpliendo  el deseo de Uribe de acabar con los colombianos en Suecia? Algunos de ellos entre los cuales Joaquín Pérez Becerra,  desde décadas,  a través de las páginas de Anncol y la emisora Radio Café Stereo  operan  en absoluto respeto de la legislación sueca denunciando el terrorismo de Estado imperante  y lamentablemente  siempre actual en Colombia. Esto no quiere decir ser cómplices de las FARC o terroristas.
Su gobierno,  y lo digo con mucha amargura en esta ocasión lamentablemente no ha lucido por la solidaridad y la defensa que tenía el deber de ofrecer a Su conciudadano Joaquín Pérez Becerra.
Recuerdo la historia pasada y el respecto que el mundo entero tenía por un grande político que probablemente ha sido asesinado porque creía que cada persona tenía el derecho a vivir por lo menos en un lugar de la  tierra sin miedo. Es verdad que la Suecia de hoy es un país muy diferente y que no es el mismo país de  Olof Palme,  pero el respeto por los derechos humanos desde entonces se ha vuelto un principio que universalmente distingue los Estados democráticos de los que no lo son.
Joaquín Pérez Becerra no tenía miedo de vivir en Suecia por este motivo.  ¿Acaso  se estaba equivocando?



Annalisa Melandriwww.annalisamelandri.it
Periodista, activista por la defensa de los derechos humanos
miembro de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos   (LIMEDDH) y de la Comisión Nacional por la Defensa de los Derechos Humanos  (CNDH).

P.S. Por la enorme indignación que ha desatado la detención de Joaquín Pérez Becerra en amplios sectores de la sociedad civil, y por el gran debate surgido he considerado necesario dar a esta carta  carácter público.