No es fácil desmoralizar a un luchador
En abril comenzará la primera Jornada Nacional Carcelaria, en Colombia
¡Los Derechos Humanos también deben existir para los prisioneros políticos!
Por Dick Emanuelsson y Ingrid Storgen
Cuando un luchador o luchadora dedicó su vida
a trabajar por la justicia social y la dignidad del pueblo que lo vio nacer, sea
cual fuere el lugar donde se encuentre, su moral permanecerá con la misma altura
con que irrumpió su camino.
Un caso palpable es
el que podemos encontrar en el compañero JOAQUÍN
PÉREZ BECERRA, detenido en condiciones tan absurdas e inexplicables como injustas
que provocaron el repudio internacional.
Joaquín es uno entre
los más de 8000 presos políticos en Colombia, soportando las peores condiciones.
Resulta un aliciente
para el compañero, sin dudas, saber que en estos días se llevará a cabo el juicio
mediante el cual pretenderán condenarlo y que justamente en Estocolmo, Suecia, se
realizarán jornadas de solidaridad, así como desde todo el mundo se levantan voces
exigiendo su liberación. Y no es para menos, ya que sobre el fundador de la Agencia de Noticias por la Nueva Colombia –ANNCOL-
cayó el rótulo que lo define como parte activa de la guerrilla de las FARC-EP, llegándoselo
a nombrar como el Canciller de la organización, lo que por supuesto, aumentaría
su condena además de ser una mentira inescrupulosa.
JOAQUÍN ES UN SOBREVIVIENTE de los crímenes
que se cometieron contra los miembros de la Unión Patriótica.
Miembro del Partido Comunista Colombiano, bolivariano e internacionalista.
Su detención mediante
violación al derecho internacional, sorprendió a la comunidad internacional y mucho
más los cargos que se le imputan como para justificar la aberración.
Los presos políticos
colombianos padecen las peores situaciones que puede padecer un ser humano, es teniendo
en cuenta esa circunstancia que en abril próximo se llevará a cabo, en Colombia,
una Jornada Nacional Carcelaria, que tendrá como actores a los familiares, amigos
y movimientos políticos y de derechos humanos de los prisioneros y prisioneras encarcelados.
La jornada se enmarca
en el reclamo en tres puntos importantes:
- Una ley de rebaja de las condenas que ya estuvo en el parlamento pero fue demorada.
- La posibilidad de una repatriación interna pues la mayoría de los presos fueron destinados a cárceles fuera de su lugar de residencia, lo que impide el contacto con su núcleo familiar y amistades, cuestión no menor en esas circunstancias tanto para el preso como para la familia. Con esta metodología se entra en contradicción con los términos de reinserción una vez adquirida la libertad. Los prisioneros han sido trasladados a cárceles alejadas a muchos kilómetros de sus residencias, con el fin indudable de romper los lazos de relación entre ellos. Teniendo en cuenta que son gente de escasos o nulos recursos monetarios como para absorber el costo de los traslados para las visitas, el contacto se va muriendo y los vínculos se despedazan silenciosamente. Es por ello que debe producirse, con urgencia, la reunificación familiar, mucho más cuando hay niños privados de contacto con sus padres o madres por esa lejanía a que los sometieron.
- El tercer punto, no menos importante que los anteriores, hablaría de la no extradición de los prisioneros a los EE.UU, como ya ha ocurrido con Simón Trinidad y Sonia arrancados de Colombia para ser inmediatamente, tras sus capturas, extraditados al norte.
EN ESTOS MOMENTOS Joaquín, que ha
vivido en los últimos 17 años en el continente europeo, se encuentra en el patio
donde están los extraditables. El estado colombiano da muestras de la pérdida de
soberanía ya que no hay nada que justifique que una persona que comete un acto cuestionable
según sus leyes, deba ser condenada en el exterior.
Son esos tres puntos
claves los que movilizarán en la Jornada Nacional Carcelaria que tendrá como protagonistas
a los propios familiares de los prisioneros, así como a la sociedad que se niega
a aceptar como válido el atropello a los derechos humanos.
¡TERROR EN LA MODELO! Treinta presos políticos son asesinados por paramilitares que con la complacencia del INPEC comitieron el crímen. FOTO: DICK EMANUELSSON |
La situación de los
prisioneros políticos en manos del estado es deplorable, carecen de los mínimos
derechos y son sometidos a vejámenes legales imperdonables.
Muchos senadores, parlamentarios, ONGs, movimientos
de derechos humanos internacionales tienen sus ojos puestos esn la terrible situación
que viven allí los condenados y apoyan los tres puntos básicos de su reclamo tan
legítimo como noble.
EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS HAN MUERTO dos presos
en esas mazmorras sin que el estado se inmute, contrariamente al tratamiento que
han demostrado recibir los prisioneros políticos en manos de las FARC. Baste como
botón de muestra la liberación de la señora Ingrid Betancourt quien a los pocos
días de su entrega se la pudo ver tomando baños en el Mediterráneo, rozagante y
sin marcas del encadenamiento que según la prensa funcional, habían colocado en
su cuello.
Lo más triste es la
contradicción que mantiene el estado colombiano entre los presos del pueblo y los
presos de altos recursos.
Mientras los primeros
se hacinan en las celdas y muchas veces hasta carecen de representación legal, los
segundos cuentan con todo el aparato judicial a su favor.
En medio de tanto
dolor, sólo la movilización popular dentro y fuera de Colombia puede contribuir
con su apoyo para que la situación se revierta.
La comunidad internacional
no puede quedar ausente en este reclamo tan justo, el miércoles próximo en Suecia
se darán cita los luchadores internacionalistas frente a la embajada colombiana.
Es de esperar que
en los países hermanos también nos movilicemos por esos hombres y mujeres que soñaron
un futuro de paz para sus hijos.