En los 37 aniversario de la fundación de las FARC-EP. |
En una de sus últimas
apariciones en televisión, un periodista le pregunta al veterano combatiente
sobre la humanización de la guerra. La respuesta fue una síntesis filosófica
que refleja la visión del guerrero circunstancial: “¿Dígame usted, qué guerra es
humana?, la guerra no hay que humanizarla, hay que acabarla.”
MANUEL MARULANDA
La muerte natural de Manuel Marulanda
Por César Jérez
Agencia Prensa Rural
Se murió de viejo, tal vez en el momento menos oportuno para
las FARC, cuando la guerrilla encaja una cadena de duros golpes y la noticia de
su muerte le baja decibeles al escándalo del poder mafioso en Colombia.
Dicen que Marulanda nunca conoció el mar, no le alcanzó el
tiempo. El albur de la guerra y la añorada por sus enemigos muerte violenta del
guerrillero, lo llevaron en la dirección geográfica contraria, a la altura del
páramo, a los ríos gruesos y a la espesura de la selva.
Cuentan que cuando Marulanda se ´enguerrilleró´ con los
liberales junto a catorce de sus primos no sabía leer ni escribir. No había
escuelas ni maestros. Como no las hay todavía por el mudo rural en el que
transcurre la guerrilla. Se puede leer en alguna de las pocas entrevistas que
concedió que su sueño infantil era ser un campesino como lo fueron en su
familia.
La historia reciente de Colombia ha sido la historia de su
vida. Los que lo odiaron dedicaron toda su existencia a rumiar su anhelada
muerte mientras se morían ellos mismos en la espera; los que lo aman se han
dedicado a narrar su vida impenetrable para la muerte, sus proezas de
combatiente, su sueño de una nueva Colombia, hasta convertirlo en un mito
legendario. Bandido para unos. La revolucionaria esperanza para otros.
Guerrilleras del cordón de seguridad de Marulanda en Casa Vede 1988 |
MIENTRAS SE MORÍA de muerte natural el ruido de la guerra atronaba la montaña.
526 granadasde mortero y 114 bombardeos aéreos eran lanzados sobre su presunto
paradero, según el comandante de las fuerzas militares. Nunca le pegaron un
tiro.
Se murió de viejo, tal vez en el momento menos oportuno para
las FARC, cuando la guerrilla encaja una cadena de duros golpes y la noticia de
su muerte le baja decibeles al escándalo del poder mafioso en Colombia. Ahora
buscan su cadáver por entre la selva para verificarle las heridas mortales y
tratar de ganar algo más en esta guerra.
PERO COMO ESCRIBIÓ Arturo
Alape, tal vez la persona de afuera
de las FARC que más conoció a Marulanda, refiriéndose a los códigos que
enmarcaron la persecución contra el alzado en armas: "La muerte natural
del perseguido sería un duro golpe en el corazón del perseguidor, al tocar las
sensibles fibras de su odio acumulado, y dejar sin argumentos su razón de ser,
porque se le ha escapado la víctima como se escapa el polvo entre las manos…Ese
ciclo fatal de perseguidor - perseguido…, tiene en el rostro de la muerte
natural, su más terrible enemigo…El signo de la persecución de la muerte en la
vida del otro, ha sido herida, cicatriz, tatuaje sobre la geografía y el cuerpo
de la reciente historia de Colombia. ¿Cuándo terminará este ciclo? La respuesta
está en la sangré que fluye en la vida del hombre."
Casa Verde marzo 1988. |
En una de sus últimas apariciones en televisión, un periodista
le pregunta al veterano combatiente sobre la humanización de la guerra. La
respuesta fue una síntesis filosófica que refleja la visión del guerrero
circunstancial: “¿Dígame usted, qué guerra es humana?, la guerra no hay que
humanizarla, hay que acabarla.”
* * *
SALVADOR TIO, (puertorriqueño) uno de los pocos integrantes de esta lista
cuyos textos leemos de cabo a rabo, escribió un texto con el habitual aplomo y
serenidad que lo caracteriza ...y entonces nos vemos obligados a decirle que
con su permiso lo “nacionalizamos” para el Pasquin.
Muchas gracias
Diasporeños:
“La decisión de tomar las armas no dependió de Manuel
Marulanda. Fue la inevitable consecuencia de la política del genocidio y la
masacre que se apoderó de los campos y las ciudades de Colombia. Esto a su vez
fue el resultado de la prepotencia, la arrogancia y la voluntad de imponer un
régimen de subordinación y servidumbre sobre la inmensa mayoría de los
campesinos y trabajadores de Colombia y sus vecinos. La oligarquía colombiana y
su disposición al servilismo con el Capital Norteamericano y su profundo
desprecio por su pueblo fueron responsables de la guerra que aún persiste.
Las FARC sí deben deponer sus armas. Esto, sin embargo
deberá ocurrir cuando ya no exista la complicidad traidora entre el imperio y
sus súbditos. Nada ha ocurrido que indique que esta conjura apátrida haya
amainado. Por lo tanto seguirá la guerra hasta que el pueblo colombiano logre
acabar con el poder que usurpa sus derechos y destierre de una vez por todas de
Colombia el virus que destruye el sistema inmunológico que nos protege del
colonialismo y el dominio.
Si los Estados Unidos persisten en las políticas de dominio
hoy denominadas neoliberales y sigan usando la guerra contra las drogas y el
terrorismo para subyugar. Habrá guerra. La Paz requiere que sean los Estados Unidos desistan
de su vano empeño por realizar el control de Nuestra América. Gracias al valor
del pueblo colombiano y su enorme capacidad de resistencia los gendarmes del
mundo tendrán que adoptar políticas que antepongan el valor de lo humano al de
la acumulación de capital que solo puede darse negando esa humanidad.
Ellos tendrán el ejército más poderoso del mundo pero ya
VietNam, Iraq y Colombia han demostrado que son conjuntamente el pantano en que
enfrentarán la verdad de su impotencia para continuar imponiéndo su voluntad.
Los que insisten en defender las prerrogativas hegemónicas del imperio son los
verdaderos guerreristas y, a la no tan larga, los que más contribuirán a
destruir lo que dicen querer preservar. Se olvidan de la lapidaria sentencia de
Benito Juárez que sigue vigente: El respeto por el derecho ajeno es la paz.
Mientras no haya respeto por el derecho de Nuestra América a vivir como su voluntad
se lo permita la toalla de Manuel marulanda seguirá ondeando como una bandera
de liberación.
Salvador
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El pueblo colombiano ha
echado a andar...
Es fácil para los analistas militares, o quienes solo ven el
asunto militar del llamado conflicto colombiano, hacer análisis simplistas del
“toma y daca”, y a partir de un recuento ominoso de las bajas de uno y otro
lado, sacar proporciones matemáticas y sobre esa base (insuficiente porque
soslaya su esencial aspecto político) sacar conclusiones también exiguas, como
la socorrida teoría del binomio militarista Uribe-Padilla, del “fin del fin de
las FARC” y de la
Insurgencia.
Pero el movimiento de lo real ha ido mostrando otros
aspectos del desenvolvimiento de la larga crisis colombiana, matriz generadora
de la confrontación actual en Colombia. Uno de los primeros y principales
aspectos que puso en evidencia irrefutable la implementación del Plan
Colombia-continuado, fue su implicación GEOESTRATÉGICA para las subregiones
Andina y Amazónica. Punto de partida para cualquier análisis serio sobre la
crisis colombiana.
Un segundo elemento que ha ido quedando cierto, ha sido la
sorprendente consistencia y dureza de la resistencia de las organizaciones
guerrilleras al extraordinario esfuerzo militar colombo-estadounidense para
llevarlas al fin, o desarmarlas, o exterminarlas. No hay precedentes de esa
magnitud en Nuestra América; ni en los recursos económicos- humanos (600 mil
soldados y 6% del PIB), recursos financieros, tecnológicos, mediáticos,
políticos y hasta religiosos, empleados por Colombia y EEUU para tal fin.
La guerrilla ha demostrado que su “despliegue estratégico
por todo el país”, ahora llamado por los analistas “federalización”, es un
hecho real y contundente que pudo neutralizar los efectos del plan militarista
de los Blancos de Alto Valor Estratégico (BAVE) para descabezar su organización
guerrillera asesinando 4 miembros de su Secretariado, que no pasó de ser un
simple incidente militar más de la confrontación general, sin implicaciones
sustanciales en su orden estratégico, o estructural.
Un tercer aspecto desprendible de ese “despliegue
territorial”, ha sido la ubicación estratégica periférica donde se encuentran
los recursos naturales más codiciados por el capital Trasnacional,
principalmente mineros, energéticos, agro-combustibles, cultivos de coca y
megaproyectos en general, lo que según Luis Fernando Medina, especialista
español en economía y teoría de los Juegos, ha permitido a la FARC “… poner en juego no
solo a esta o aquella acción del ejército, a esta o aquella ley agraria, sino a
toda la constelación de poderes fácticos del país e incluso sus alianzas
geopolíticas con Estados Unidos. Leído en Bogotá, esto puede parecer desmesurado.
Pero no lo es si atendemos al contexto donde operan las FARC”
( http://razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/2861-ique-falta-para-propiciar-la-paz.html ).
Por último, el bloque de esos “poderes fácticos” que
gobierna actualmente Colombia, no contaba con la astucia del topo de la Historia , que descabezado
en la marcha comunera de 1781 vuelve a aparecer, llevando al pueblo trabajador
Colombiano, o como ellos mismos se denominan LA MARCHA DE LA GENTE DEL COMÚN, hacia
una concientización y una promisoria movilización masiva en defensa de sus
intereses soberanos, colocando el tema de la Paz con justicia social y la solución política al
histórico conflicto colombiano en el centro de su movilización social, incluso
desafiando la estigmatización mortal que le ha hecho el Militarismo colombiano
(como núcleo de esos poderes fácticos) ahora convertido en el árbitro político
máximo o instancia superior del Estado, que determina quién es político y quién
no lo es, y dejando el reconocimiento hecho por el presidente Santos de que sí
hay un conflicto interno en Colombia (lo que implica necesariamente reconocer
partes enfrentadas y una intención política) convertido en el saludo “Ublime”
del himno nacional.
También, hay que reconocerlo, porque el pueblo colombiano ha
dicho Basta y ha echado a andar y su marcha ya no se detendrá hasta conquistar
la verdadera independencia… ¿Recuerdan la Asamblea de la ONU el 11 de diciembre de 1964?
Alberto Pinzón Sánchez
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo
colombiano.