onsdag 25 maj 2011

Me duelen ¿nos duelen?

Me duelen los prisioneros políticos allí, donde sea que se encuentren.
Me duelen los 5 Héroes cubanos.
Me duele Joaquín Pérez Becerra y Miguel Angel Beltrán. 
Me duelen las madres prisioneras compartiendo calabozos con sus pequeños, algunos de 2 añitos.
Me duelen los 7500 que en Colombia viven las peores atrocidades y no se conocen sus nombres porque pretendieron que al mencionarlos, estemos diciendo “los NN” cuando tienen nombres y apellidos, madres, padres, esposas, hijos e hijas, hermanos, compañeros, vidas truncadas desgarradas de quienes esperan por ellos y ellas.
Me duele saberlos envueltos en mantos de olvido.
Me duele Simón Trinidad.
Me duelen los 6 compañeros paraguayos, entregados a Paraguay, por Argentina, porque me duele todo lo que se llame ENTREGA a manos y justicia genocida.
 Me duelen los prisioneros en Guantánamo, los de Irak, Afganistán, Libia, los que están en las cárceles del imperio y los que están en las cárceles del mundo.
Me duelen los de Honduras. Los del pueblo vasco, los del Africa olvidada que ya ni se si figura en los mapas.
Me duele la reciente masacre en Guatemala, realizada por grupos paramilitares y de la que poco o nada se dijo al respecto.
Me duele convertir a mi dolor, en rencor, cuando se que los genocidas andan sueltos, cazando mártires, disfrutando el aire de la libertad que les niegan a los nuestros.
Me duelen los silencios de los “libres” y me desgarran las miradas hacia otro lado, cuando hay una realidad innegable.
Me duele que me duela tanto, la indiferencia.
Me duele, porque mañana, cualquiera de los que llamamos  ellos puede ser alguno de nosotros.
Me duele la invisibilización de tantos, condenados al olvido hasta por quienes decimos tener buena memoria.
Me duele el espanto cuando siento, que es muy poco o selectivo, lo que me duele tanto…
Ingrid Storgen