Clara López Obregón |
Por: CLARA LÓPEZ OBREGÓN
Tomado de El Tiempo 18 de mayo de 2011
En el caso de la terna a la Alcaldía, la hiel derramada denota un desprecio por el origen social y político de sus integrantes.
El debate suscitado alrededor de la terna presentada por el Polo Democrático al presidente Santos para la Alcaldía de Bogotá merece un análisis desapasionado, por las implicaciones que tiene sobre la calidad de la deliberación pública, elemento esencial de una democracia.
El embate mediático ha sido visceral y el lenguaje descalificador y discriminatorio. Un panelista de Hora 20, de filiación política opuesta al Polo, como la mayoría de quienes concentran los espacios en los medios, resumió la matriz de opinión generada al calificar la terna de "vergonzosa". La utilización de generalizaciones estigmatizantes ha promovido la discriminación étnica y política, con saldo trágico en materia de vidas humanas imposible de olvidar. En el caso de la terna, la hiel derramada denota un desprecio por el origen social y político de sus integrantes, ninguno de ellos, ni ella, pertenecientes al establecimiento pero sí de firme raigambre de izquierda democrática.
Los comentarios menos ofensivos critican la falta de un alto perfil porque la opinión informada por los comentaristas de marras no conoce suficientemente a los integrantes de la terna, ni ha recibido un examen juicioso de sus hojas de servicios ni de su intachable conducta. También aquí hay un trato discriminatorio. Cuando el ex presidente Gaviria se rodeó de jóvenes preparados en las universidades de la élite, se ponderó su audacia y no se insistió en los bajos perfiles. Cuando la izquierda propone exponentes experimentados y probados, se los descalifica por no conocerlos y se acusa de falta de criterio al comité directivo que, de manera meditada y consultada, tomó la determinación. Todavía recuerdo el tono difamatorio que acompañaba el señalamiento de "sindicalista" cuando el Polo presentó a Lucho Garzón, entonación que jamás he escuchado asociada a la palabra "empresario".
En el caso presente, estamos hablando de una ejecutiva eficiente, con siete años de experiencia en cargos de alta responsabilidad en la administración distrital; un sindicalista formado, con maestrías a cuestas y presidente de la principal central obrera del país, y un ex consejero de Estado, distinguido por sus colegas a la presidencia de la sala laboral y a la vicepresidencia de la corporación. De tener otra filiación política, estos profesionales invisibilizados en sus trayectorias habrían recibido un tratamiento muy distinto de los comentaristas de los medios y de la opinión pública, que contribuyen a formar. Ahora surge el tema de inhabilidades que no operó en ocasiones anteriores bajo circunstancias iguales.
Pero el problema con la deliberación pública no termina ahí. Basados en la matriz de descalificación que cubre tanto a la terna como al partido que la presentó, han surgido presiones hacia el Primer Mandatario para que desconozca la Constitución y la ley y desatienda el derecho del Polo Democrático Alternativo a regir la Alcaldía. He leído, incluso, en medios respetados que el desvío de poder propuesto sería "un mal menor" que la designación de un miembro de la terna del Polo. Grave proposición, especialmente por provenir de forjadores de opinión en una sociedad que se considera democrática.
Seguimos transitando en nuestra deliberación pública una senda que conduce a las vías de hecho, fruto de la discriminación de las minorías políticas ya proscrita por la humanidad y nuestra Constitución donde se lee: "Todas las personas nacen libres e iguales, gozarán de los mismos derechos, sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, opinión política o filosófica". Son principios democráticos esenciales, como el de que el fin no justifica los medios y de que todo no vale en la lucha por el poder político y económico.
* Presidenta del Polo Democrático Alternativo